Casi Wyn: la poeta que mantiene viva la lengua galesa
«Hay una tendencia, al menos desde la perspectiva inglesa, a ver a las comunidades galesas como inaccesibles o a percibir a las comunidades de habla galesa como poco atractivas porque el idioma es supremamente específico», dice Casi Wyn, cantante, cofundadora de la revista galesa Codi Pais y la actual poeta laureada de literatura infantil y juvenil de Gales (Bardd Plant Cymru). Sin embargo, Wyn y su trabajo demuestran que la identidad galesa y el idioma que la define no se limitan a una nación. En cambio, «tienen todo lo que el mundo le puede ofrecer a Gales y Gales al mundo, y no necesariamente tienen que ser entidades separadas».
Habiendo firmado con Roc Nation como compositora, Wyn llegó a apreciar el poder del lirismo y su propio idioma materno desde una nueva perspectiva. «Las comunidades son complejas, pero más aún si esas comunidades se identifican intrínsecamente con eventos traumáticos dentro de la historia de una nación y un idioma que solo habla una minoría de la población. Siento que la poesía y el arte pueden ser utilizados para resolver parte del dolor ancestral que lleva Gales».
Dicho dolor se remonta al siglo XIII, cuando el último rey galés, Llywelyn ap Gruffudd, fue conquistado por el rey Eduardo I de Inglaterra y se creó el término «Príncipe de Gales». En los siglos que siguieron, el idioma galés poco a poco se fue volviendo menos dominante. Durante la dinastía Tudor, que gobernó Inglaterra y Gales desde 1485 hasta 1603, Gales fue absorbido por el sistema administrativo inglés y perdió sus propias tradiciones. A partir de ese momento, hubo un lento declive en la publicación de literatura galesa (a pesar de que, aparte del latín y el griego, la lengua galesa tiene la literatura más antigua de Europa). En el siglo XIX, toda la educación en Gales se impartía en inglés y, en algunas instituciones, se obligaba a los niños a llevar una placa de madera alrededor del cuello con las letras WN (Welsh Not) inscritas si hablaban galés.
En la actualidad, el galés es un idioma hablado por unas 899 500 personas, aproximadamente el 29,7 % de la población del país. Como Bardd Plant Cymru, el trabajo de Wyn consiste en viajar por todo el país presentándoles a los niños la literatura galesa y el poder expresivo de la escritura creativa, al mismo tiempo que defiende la causa de la preservación de un idioma que corre el riesgo de extinción.
Su trabajo corresponde a una lección más amplia sobre las lenguas minoritarias. Cada idioma es su propia filosofía, un conjunto de componentes básicos que sus hablantes utilizan para construir su comprensión de sí mismos y comunicarse con las personas que los rodean. No sorprende entonces que el lenguaje siempre haya sido inseparable de la política de su lugar de origen, utilizado en igual medida como herramienta tanto de dominación como de desafío.
Vemos esto en Gales, donde, según Wyn, la presencia de la nación vecina con el mayor dominio lingüístico del mundo «le ha dado una fragilidad que impulsa a los poetas y artistas galeses a usarlo como un vehículo auténtico de poder y desafío». Lo vemos en Turquía, donde era ilegal hablar kurdo hasta 1991 y donde todavía no existe el derecho a la educación en lengua materna en las instituciones educativas. Lo vemos en el Tíbet, donde el gobierno chino ha establecido una serie de métodos para hacer del chino el idioma dominante en las escuelas tibetanas. La lista continúa.
Wyn ofrece un ejemplo inspirador del trabajo que se realiza dentro de las comunidades minoritarias para garantizar que las lenguas nativas no solo sobrevivan sino que florezcan. «Como alguien que se identifica estrechamente con sus raíces galesas, he aprendido a aceptar e interiorizar el hecho de que tengo una comprensión diferente del mundo a través de la perspectiva del galés y del vocabulario que he heredado», afirma Wyn. «Tratar de entender nuestras diferencias mediante la creación y el diseño de cosas que sean hermosas, valiosas, inclusivas y que celebren la vida en todas sus complejidades, es lo que inspira mi trabajo. Valorar las cosas más pequeñas, cosas que quizás parezcan insignificantes desde una perspectiva externa, es, al menos para mí, la esencia de la poesía».
Mary Cleary es una neoyorquina radicada en Londres que trabaja como editora de belleza de la publicación de diseño Wallpaper* Magazine.